Please enable JS

DISEÑO Y TENDENCIAS


La Guardia Nueva

La Guardia Nueva

La Guardia Nueva

 

La Guardia Nueva

Varios autores coinciden en definir el año 1924 y la creación de la «Orquesta Típica» de Julio De Caro como el punto de inflexión para el advenimiento de un nuevo período en la historia del Tango llamado la Guardia Nueva. Esta época renovó el tango, lo que determinó las primeras diferencias estilísticas con relación a la corriente tradicional. Con esos profesionales de gran capacidad y calidad, la música se tornó más refinada y elaborada.

Describe muy bien sus características generales Horacio Ferrer en su libro «El Tango: historia y evolución» en el subtítulo «Elementos definitorios de la Guardia Nueva»

 Transición a la Guardia Nueva (1915 a 1925)

La configuración estilística musical del tango en la Guardia Vieja se modificó en un lapso de  es estos años, para establecerse con nuevas características en la etapa siguiente, la Guardia Nueva.

Con la orquesta típica criolla, el tango dejó de ser un género compositivo pianístico y pasó a manos de la creatividad colectiva. La incorporación de violines, bandoneones y piano, condujo a la sonoridad del tango hacia un timbre mas propio y característico. Los arreglos instrumentales y modalidades interpretativas incidieron en su estructura formal: al producir variedad en las interpretaciones propendieron a la desaparición de la tercera sección en las composiciones. La transformación rítmica llevó del acompañamiento de tradicional de habanera hacia el acompañamiento uniforme del marcatto en cuatro tiempos.

 

Los protagonistas de la transición

Varios fueron los nombres que acompañaron la transición entra ambas Guardias. Entre los mas importantes debemos mencionar al conjunto de Eduardo Arolas, que con una carga de intencionalidad simbólica, dramatismo y melancolía, se distancia de la simplicidad interpretativa sin matices de sus predecesores, como por ejemplo el conjunto de Vicente Greco. Por otro lado, la aparición en escena del tango cantado con la nueva estilística de Carlos Gardel, impregnó al tango orquestal con un melodismo más cercano al canto que a los recursos instrumentales, instaurando el fraseo (el rubato tanguístico) como una de sus características más pregnantes.

 

En la búsqueda y conquista del público porteño que ya había incorporado al tango al consumo popular surgen dos corrientes estéticas que se disputaban los aplausos: la escuela tradicional, que sostenía la propuesta mas bailable, dando preponderancia a una orquestación rudimentaria pero rítmica, representada principalmente por Roberto Firpo y Francisco Canaro, entre otros como Anselmo Aieta, Francisco Lomuto, y Juan de Dios Filiberto; y por el otro lado, la tendencia evolucionista imponía a través de una nueva generación de músicos, ya formados por las incipientes casa de estudios (primeros conservatorios) que florecían a lo largo de Buenos Aires, apoyados en una orquestación mas estilizada, atendiendo a una melodía embellecida y una armonía mas interesante, cuidando los matices y con un ritmo mas pausado. Julio De Caro encabezó esta nueva tendencia, acompañado de otros grandes referenentes de esa camada como Juan Carlos Cobián, Osvaldo Fresedo, Edelvino Vardaro, Pedro Maffia y Pedro Laurenz.

 

Obras de análisis

 Dos obras representativas del período temprano de la Guardia Nueva: «Amurado» de Pedro Laurenz y «Boedo« de Julio de Caro, ambas editadas en el año 1927 y que reúnen varias características que dan sentido a un nuevo lenguaje en ell Tango.

 

 

Galería de fotos